Es un pez de gran tamaño, el más grande de los que viven en la Antártida con 135 kg de peso y poco más de 2 metros de longitud, superando en más del doble al siguiente. A pesar de su nombre común no tiene nada que ver con los bacalaos ya que pertenece a otro orden de peces. Es uno de los peces más voraces, habiéndose registrado casos en que se comen a sus propios hijos, se caracteriza también por producir glicoproteínas anticongelantes lo que le permite moverse en las aguas que rodean a la Antártida sin congelarse ya que estas están bajo cero en muchos casos. Otra de las características que lo hace único es su flotabilidad neutra que consigue a unos 120 cm de profundidad, lo que le permite pasar mucho tiempo en las profundidades del océano sin gastar apenas energía.
Son un orden de arañas que abarca más de mil especies de un tamaño de entre 1,5 cm y 7 cm de largo. Se caracterizan por sus enormes quelíceros (piezas bucales) en relación al tamaño de su cuerpo. Estos le permiten coger a modo de tijera a sus presas, estas cortan hacia arriba y permiten que los fluidos digestivos disuelvan las partes internas suaves de estas. La mayoría de sus presas son invertebrados aunque también caza pequeños reptiles. Detrás de estos tienen sus órganos sensoriales llamados pedipalpos, y detrás sus patas que son delgadas pero permiten desplazarse a este animal a grandes velocidades para su tamaño llegando hasta los 16 km/h lo que les permite huir cuando están amenazados. El macho debe ir con cuidado para poder copular con la hembra ya que esta puede atacarle, lo tiene que hacer cautelosamente y acariciar a la hembra con los pedipalpos para tranquilizarla, la fecunda dejando un pequeño paquete de esperma en sus propios quelíceros y luego los inserta en los genitale
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