Es una especie de sapo que se descubrió en 1966 y que habitaba en el bosque de Monteverde en Costa Rica. Se considera una especie extinta ya que desde 1989 no se han encontrado más ejemplares, su extinción fue muy brusca ya que poco antes de su extinción en 1987 se avistaron más de 1000 ejemplares y no parecía una especie en peligro. Entre las posibles explicaciones de su extinción está el calentamiento global, el fenómeno del niño, el ataque de especies invasoras o algún tipo de enfermedad producida por hongos o parásitos. Se creía que vivían bajo tierra y tenían un tamaño de unos 5 cm. Su nombre se debía a su color dorado-anaranjado y al brillo de su piel, aunque las hembras eran muy diferentes con colores oscuros como el verde oscuro o el negro y con manchas amarillas.
Son un orden de arañas que abarca más de mil especies de un tamaño de entre 1,5 cm y 7 cm de largo. Se caracterizan por sus enormes quelíceros (piezas bucales) en relación al tamaño de su cuerpo. Estos le permiten coger a modo de tijera a sus presas, estas cortan hacia arriba y permiten que los fluidos digestivos disuelvan las partes internas suaves de estas. La mayoría de sus presas son invertebrados aunque también caza pequeños reptiles. Detrás de estos tienen sus órganos sensoriales llamados pedipalpos, y detrás sus patas que son delgadas pero permiten desplazarse a este animal a grandes velocidades para su tamaño llegando hasta los 16 km/h lo que les permite huir cuando están amenazados. El macho debe ir con cuidado para poder copular con la hembra ya que esta puede atacarle, lo tiene que hacer cautelosamente y acariciar a la hembra con los pedipalpos para tranquilizarla, la fecunda dejando un pequeño paquete de esperma en sus propios quelíceros y luego los inserta en los genitale
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